Manolo Garcés ilustra con un cuadro de la serie Circulando la portada del libro
6.14.2013
4.22.2011
ILustración para un poema de Cesare Pavese
TRABAJAR CANSA
Atravesar una calle para escapar de casa
lo hace solo un muchacho, pero este hombre que pasea
todo el día las calles, no es ya un muchacho
y no escapa de casa.
Hay en el estío
tardes que hasta las plazas están vacías, tendidas
bajo el sol que está a punto de ponerse, y este hombre que llega
por un paseo de inútiles plantas, se para.
¿Vale la pena estar solo, para estar siempre más solo?
Solamente pasearlas, las plazas y las calles
están vacías. Hay que parar a una mujer
y hablarle y decidirla a vivir juntos.
De otro modo, uno habla solo. Es por esto que a veces
hay el borracho nocturno que empieza discursos
y cuenta los proyectos de toda la vida.
No es ciertamente esperando en la plaza desierta
como se encuentra a alguien, pero el que pasea las calles
se para cada tanto. Si fueran dos,
también andando por la calle, la casa estaría
donde está aquella mujer y valdría la pena.
Por la noche la plaza retorna desierta,
y este hombre que pasa, no ve las casas
tras las inútiles luces, no alza los ojos:
oye solo el empedrado, que han hecho otros hombres
de manos endurecidas, como son las suyas.
No es justo quedarse en la plaza desierta.
Existirá ciertamente aquella mujer por la calle
que, rogada, querría ayudar en la casa.
12.05.2010
Taller de pintura y paisaje
Vídeo del taller de pintura y paisaje que impartí a los pequeños artistas de La Rambla en la Casa Museo de Alfonso Ariza, dentro de APTITUDES 2008.
Fotografías y vídeo de Juan López López
6.09.2009
Hierro y poesía
Esta es la escultura que he diseñado para la exposición colectiva de artistas cordobeses Hierro y Poesía dentro del Festival Cosmopoética 2009. Está basada en el siguiente poema de Joaquín Peréz Azaustre.
Maqueta hecha con cartulina plateada, rotulador azul y plastilina
ELEGÍA
¡Pobre hijo de puta!
(Dorothy Parker, frente a la tumba de FSF)
Ha muerto Scott tomando una pinta.
(Ya casi había dejado de beber.
Decía que no tomaba ni cerveza
y que sólo creía en el trabajo,
en los castigos por no realizarlo).
Gabardina, manos anchas,
los guiones al costado,
un temblor de nieve en las muñecas.
El viento gélido de Princeton
rumiando en Sunset Boulevard,
buscándole un espacio menos frío.
Ha muerto Scott. Había cogido peso.
La barra en la que nunca le esperabas,
la historia de un magnate asesinado.
Avenida Norte, 1443 Hayworth,
Hollywood, California, 1940,
cuando Sheila lució la tez de Zelda.
No pudo morir el día de San Patricio,
no acabó la novela
del viejo productor blanco y en pie,
apuestas y algún fraude,
todo imaginado en el invierno de Princeton.
Espero que la pinta fuera buena.
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